jueves, enero 19, 2006

Ladrillos de yeso

Los fantasmas que huyeron para no volver jamás, quizá dejaron un polvo blanco que aturde y envenena.
Polvo como cultura que no corre ni camina
como el que ella fuma revuelto con tabaco
Con el que ríe y no llora nunca y debajo musita

Las flores que antes eran su cuna, siempre fueron de plástico y a veces con agua
Acaba siempre por rayar sobre su espejo gemelo su arqueada ceja,
y el entrecejo se asoma al ver unas gotas de tormenta de invierno salpicadas sobre el espejo.

Simple frío revuelto con...