Día domingo
9 o 10 de Julio de hace un año, eran las 1900 hrs aproximadamente, la calle solitaria, el viento no había acudido como suele hacerlo en los atardeceres, ni una brisa por emisaria... nada de hojas crujiendo, nada de bolsas de plástico volando con poesía abandonada, estaba a punto de caer el sol definitivamente de ése día, el niño que siempre solo va en su bicicleta, había dejado ya su Adios de despedida desde hacía ya un buen rato... No había ni por que patear el bote de refresco ni por que mirar a los árboles para desvestirlos y encontrar la imagen de algún ser humano que te estuviese buscando... Así sin ningún preámbulo, de la esquina dobló aquella figura humaoíde, trastabillando,una de sus manos sobre la pared, parecían querer desifrar los grafittis, pero su mirada al suelo, observando donde caían sus pasos, la mano izquierda sobre el estómago...
Me acerqué, esa figura no emergía de ningún árbol, esa figura era más cercano a un ser golpeado con el puño de la abstracción, con la fuerza de la máquina productora de culpas... golpeado en la cabeza con la caldera colosal de las víctimas voluntarias. Le pregunte ¿necesitas ayuda?. Su mirada fría y perdida quebró la consistencia que yo era en ese instante, entonces ofrecí disculpas y volteé a continuar mi camino.
Me acerqué, esa figura no emergía de ningún árbol, esa figura era más cercano a un ser golpeado con el puño de la abstracción, con la fuerza de la máquina productora de culpas... golpeado en la cabeza con la caldera colosal de las víctimas voluntarias. Le pregunte ¿necesitas ayuda?. Su mirada fría y perdida quebró la consistencia que yo era en ese instante, entonces ofrecí disculpas y volteé a continuar mi camino.
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